Inmersos en un letargo de compromiso social
se van fundiendo los días de esa cruel humanidad.
Hipocresía, impiedad y malevolencia,
nada importa más que el propio bienestar.
Reos egoístas que accionan sin importar
las maquinarias destructivas que impone el sistema.
Todos quieren cada día un poco más,
las ambiciones individuales nos harán trizas.
Sin muecas de desdén que den lugar a clemencia
asesinos silenciosos que acribillan sin piedad,
no les importa economizar en sangre ajena
nos despojan de todo y de todo se enajenan.
Solo intento creer que en mis días venideros
veré indicios de razón, que el mundo retomará el sendero.
Me niego a creer que hemos sido vencidos
No quiero creer que la gente olvidó el camino.