Ayer, ese ayer que ahora no existe,
y que nunca alcanzará a un nuevo día,
que murió sin saber por qué moría,
ya no sufre y por tanto no está triste
pues no puede sentir lo que sentía.
Su memoria al pasado se resiste,
el pan, duro quedó de aquella hornada
y el deceso le arrastró a otra jornada
que aun antes de vestirse se desviste,
tampoco existe ya, no queda nada.
Y otro día vendrá. Y en un despiste
comenzará de nuevo la alborada
y sin mordisco dar a la tajada,
del tiempo el medidor con arma en ristre
llegará para darle una patada.
Y en la rueda con vueltas ya medidas
otra muesca a añadir a la canana,
¿un minuto más, un día, una semana?
el ayer no ha de curarte las heridas
lo que cuenta es el ahora y el mañana.
©donaciano bueno