Aun sueño vida mía,
con mis manos acariciarte.
Tu investidura excitar,
encenderme en tu fogosa hoguera,
y en ella calcinarme,
hasta que de mi carne,
solo cenizas queden.
Todavía
me sueño rumbosa dama,
hundirme en tu fastuoso cuerpo,
agasajando tu alma.
Quedando mí ser en ese cielo junto a ti.
Sueño desarticulando mis palabras
en tu pensamiento.
Donde descubro tus gentilezas,
de mujer enamorada.
Cubriendo mis anhelos con ensoñadoras
Palabras.
Aun te pienso,
enajenando las inquietudes mías.
Llevándote lo único,
que nadie me había podido arrebatar.
La calma.