Tus ojos,
enormes e inexpresivos,
poblados por el misterio,
pero también compasivos,
me ponen en cautiverio.
Tus ojos,
tan finos y hermosos
se ocultan tras tu pelo,
y fijos y temblorosos
me observan con recelo.
Tus ojos,
inertes y en calma,
son la sombra de tu ser,
el reflejo de tu alma,
y todo lo que puedes ver.