Andábamos sin buscar el camino exacto,
pero llegamos al umbral de nuestro destino.
Las puertas cerradas al tiempo pasado,
se abren al futuro, a la reconciliación.
¿Acaso sientes arrepentimiento en tu mirada?
Nadie más te amó como yo lo hice,
tus manos tiemblan al girar la llave,
y caemos en un almanaque antiguo.
Nadie ocupó tu lugar en mi corazón,
ellas solo llenaban el vacío de la morada.
Nunca se quedaron a reposar en estas paredes,
pero esta vez, llegas para dejar tu alma.
Escuchas el latido acompasado de mi ser,
el tiempo se detuvo en tu ausencia.
Las mismas cortinas, las mismas flores,
si regresas ahora, será para siempre.
Los mismos sonidos, los mismos aromas,
mi corazón paralizado revive con tu voz.
Todo sigue igual que ayer, nada ha cambiado.
No haré preguntas, pues tu presencia lo perdona.
Si te fuiste, alguna culpa compartimos.
Ven, abrázame, toma mi mano temblorosa,
cruzaremos juntos esa puerta. ¡Ven, entra!
Estamos donde deseábamos estar juntos.
Frente a nuestra casa. Nuestro hogar amado.
Si hay amor, hay esperanza, mi amor,
perdóname por no buscarte antes.
Sabía que volverías a este camino compartido.
Lo vivido no ha sido en vano, ha valido la pena,
regresaste al lugar donde sabías que te aguardaba.
Estamos los dos donde siempre quisimos estar juntos,
frente a nuestra casa. Nuestro amado hogar.
Entramos, cerramos la puerta, aquí no hay más palabras.
Dejemos que nuestros cuerpos se reconozcan,
y sean libres para seguir escribiendo nuestra historia.
La misma historia detenida, la misma historia de siempre.
Estamos los dos donde siempre quisimos estar juntos,
frente a nuestra casa. Nuestro hogar amado.