He visto inviernos regar la tierra mía,
con el agua de los infinitos mares
que reverdece al monte dormido.
He visto veranos jubilar la alegría,
traer desolación y grandes males
desnudar sin piedad al árbol amigo.
Se empapa el cerro y la sabana
inundándose el rancho y la ciudad,
donde florece la margarita y el clavel…
El calor enfurece al viento en calma
despedazando al suelo en su soledad,
donde yace la semilla del hombre aquel.
Chapotean pies descalzos en algarabía,
con garra y fuerza se hunden las raíces
mientras navegan sueños de esperanza…
Polvo y lágrimas en esta larga agonía,
se seca la tierra con sus paisajes grises
oración al cielo… algo ruge, en la distancia.
Una luz serpentea en el obscuro universo
se fusionan en el tiempo, invierno y verano,
antes de apagar la mirada en el ocaso…
Lissi