sólo con amor he mordido tus muslos,
y he besado tu rostro bello como una luz de luna;
sólo con angustia he buscado tu anillo
para ponerlo en mi boca
y tentar lo profundo de tí
con la inquietud que duele a santidad o descaro.
estación de mí mismo; amor para qué.
angustia y amor hieren en mí a un desposeído en el suelo del mar;
la soledad me envuelve con el canto que alguna piadosa dice lejanamente.
-pero yo y mi insomnio,
cubiertos de nombres olvidados
a los que alguna vez abracé,-
no entiendo su canto.
G.C.
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