El Amor Que Perdi
En la selva Yumay, existía una india joven muy hermosa. Su padre era un guerrero de la tribu de la aldea y se llamaba Humay. Él, le enseñaba cosas muy sabias a su hija Yamuy y era una sensación nueva en la selva como una flor acabada de nacer. Era tan inteligente que su padre la coronó como diosa de la tribu Hallay. Y pescaba como su padre, y tiraba la lanza para pescar de una forma tan exitosa que el pescado caía velozmente, hasta ella quedaba impresionada. En Yumay, sólo quedaban dos indios solteros de su edad. Y sus nombres eran Yuque y Hamaya, Yuque era capaz de enfrentarse a lo que sea por el amor de una mujer igual que Hamaya, en la aldea era capaz de dar frente a cualquier cosa. Los dos eran dos indios inteligentes. Y señala la historia que los dos estaban tan enamorados de Yamuy que la cortejaban los dos.
Una noche el rey de la tribu de la aldea Humay, cae enfermo de repente por defender a su tribu de los Sinoí, otra tribu cerca de la aldea. Fue una pasión a muerte, lo que peleó el gran guerrero Humay y ganó la batalla , pudo alejar a los Sinoí de su territorio. Ellos querían beber de la fuente de la Paz, como ellos la llamaban. Era una fuente mágica que el que todo que tomara de ella, más vida y reencarnación tenía en la eternidad. Y su Dios lo escuchó, imploró tanto porque los alejara de su hija, se tribu y de su aldea, que así quiso su Dios, el Dios de los vientos, el Dios del humo, y el Dios de la aldea, llegaron a compenetrar tanto que acabó con los indios Sinoí.
Se quedaron tan solos que sólo imploraron por más vida en la aldea, ya que la vida de los Hallay estaba en peligro de extinción. Esto significaba que ya llegaban a desaparecer de la aldea los indios de la tribu Hallay y de la selva Yumay. Yamuy era tan bella que la pretendían varios indios. Y sólo ella amaba al indio Yuque, que por amor le tenía toda una vida llena de amores. Pero, su padre hizo un pacto con el otro indio Hamaya, para casarse con ella después de la torrente lluvia que se avecinaba en la aldea. El indio Hamaya, compró a Yamuy por más tierras en la aldea Yumay. Y sin saber que ella amaba a Yuque, con toda la fuerza de su corazón. Se fue Yamuy lejos de la selva a llorar en una piedra por encima del Dios de los vientos, el Dios del humo, y el Dios de la aldea. Y ella se dijo, el amor que perdi, mi Dios. Y lloró tanto que la fuerza de su alma se posó en los Dioses, hasta que pudo hacer que lloviera tanto y tanto que nunca pudo regresar a su aldea. Yamuy conoció la aldea como a la palma de su mano, conoció la tempestad, las inundaciones, las ramas de las palmas caer y su misterio e incógnita en medio de la selva. Y sabía cómo defenderse de los depredadores que se le acercaban.
Una noche despertó y todo era un sueño. Como si fuera real. Cada lágrima de Yamuy se convirtió en cada lluvia que caía desde lo más alto hasta hacer de la aldea una conspiración para poder detener el casamiento. Y así, lograr que la india Yamuy regresara de su sueño irreal para poder amar a Yuque. Y ella lloraba tanto que derramó toda su energía en el suelo. Y sólo sintió un terremoto que la hizo correr por la aldea. Hasta que se enredó en un fuerte abrazo con Yuque, la aldea sintió un presagio universal y fue que llegó a tener al amor de su vida en sus brazos.