Pido permiso a dios para subir al cielo,
-descortés, sospecho, es hacerlo sin permiso-
para una vez llegado allí, cumplir mi anhelo
conociendo cómo es por dentro el paraiso.
Puesto hay quien opina que todo es un camelo,
en tanto, con certeza, otros les contradicen,
mi duda quisiera aplacar, mi desconsuelo
confirmando cuánto hay de cierto en lo que dicen.
Y en esa impactante ilusión, si al edén toco,
toda, de un golpe, descargar mi adrenalina
cual si un dia me hubiera acercado al Orinoco.
¡Cómo desearía asomar y hacerme el loco
quedándome a vivir feliz en una esquina,
juro que de sólo pensarlo me sofoco!
Perdón, no me guarde rencor ni tenga inquina,
a el que guarda las llaves de la gloria invoco,
si me devuelve aquí, que me eche gasolina.
©donaciano bueno