Vuela una luz sobre la extraña feria,
luz trivial y pequeña de alegría.
Dichosos cuántos fuera de miseria
llenan de fiestas la melancolía.
Dichosos ellos, pues que tienen todo
y calman sus deseos escondidos,
con el dinero pueden de ese modo
hallar placer en juegos divertidos.
Pero…¡qué triste es ver los harapientos
niños, descalzos, pobres, van hambrientos
por el camino, solos, sin mañana.
Ellos quisieran disfrutar comidas,
borrar la angustia en cosas divertidas
y fantasean con la luz más vana.