Es el agua de diamantes, una cortina plateada,
Esa furia de Neptuno, inundación desatada;
Es el fuego la amenaza, rayos que a todos hieren,
Los incendios que se expanden, tantos bosques que se pierden;
Es el viento huracanado, esa tromba inesperada,
Un sunami que devora, una turbulenta espada;
Es el frío esa nostalgia que se nos mete en el alma,
Ese frío que te pierde, a pesar de estar en cama;
Son ciclones, huracanes, niña o niño desatados,
Son sunamis, son mareas, o las trombas o tornados,
Son incendios, son heladas, erupciones de volcanes
Que amenazan con la muerte, con la fuerza de gigantes;
Que no ves humilde hombre, el mensaje que te llama,
Si no cambias tus absurdos, no renuncias a tal fama,
Si persistes en tu lucha, presenciarás el final,
El destino que te trazas es un veneno letal;
Y a pesar de tus prisiones hechas de vano oropel,
Verás la triste caída de los que sientes querer;
No hagas muros de mentiras, templa todo con dolor,
Levanta fuertes cimientos en el más divino amor…