Qué hace un poeta
Recitando poesía para su cabeza.
Qué hace un alma de roja braza,
Atrapado en la fría cárcel de la piel.
Si por dentro arde la esperanza
Como arde la sangre o la estrella,
¡Todo arde! Hasta la palabra…
Si se contiene es inflamable.
Taciturno se doblega el espinazo,
Cuando la mano que sostiene
Se deja caer de cansancio.
Es entonces que llega el ensueño,
La quimera de ser acompañado.
No detengas, hermana,
Amigo mío,
Ese sueño absurdo
De ser mutuo alivio.
La misma fuerza que nos ha unido,
Vendrá pronta a separarnos;
Y la seda deberá cambiar a hierro,
El lazo de tela en eslabón de zafiro.
Pese a luchar por estar unidos,
El tiempo se esmera en halar
Sin algún motivo;
Y el espacio en su esmerado capricho,
Se cuela entre nuestro más fuerte abrazo.
Tal vez la muerte llegue,
Así como le llega el otoño al ramaje;
Puede que la vida mengüe,
Así como le mengua la pintura al pasaje;
Pero sin importar el fragüe
Del sucio infortunio junto a su linaje,
Siempre hay quien plague,
De llenura al que muere sin coraje.
Sé tú, bendito ser que has leído,
Quien camina en el llano de mi verso,
Sé tú, quien amo aun desconocido,
Quien sin querer, a mi alma da un beso.
Tú, ese que mira desde un vacío,
Casualidad inigualable en el universo.
Ahora se secan las letras,
Regreso a la senda del mal tiempo.
Ahora se apagan las brasas,
Regreso a la celda de mi cuerpo