Joseph Octavius Moral Lope

Poema que no pudo ser escrito

Las largas horas de un ayer que te sostuvo

Y que ya no existe te han perdido lejos de

Este mundo. Aún quedan cosas que sobreviven

A ese ayer que habitaste entre nosotros y que

Hoy parecen esperarte en vano: una Biblia, un

Álbum de fotos con rostros que hoy te han

Olvidado, copias de poemas diversos, el reloj

Que detuviste premeditadamente antes de

Tu último presente. También has dejado

Una hoja en blanco que no pudo merecer

La nostalgia de tus últimas palabras cuando

Ayer buscabas desencarcelar las horas.

En vano presentiste un verso y una crueldad,

Una despedida. No pudiste escribir nada.

La hoja hoy permanece en blanco, no pudiste

Sostener tu humillación en ella.

Un poema esperaste que te salvara en esa honda

Noche sin metáforas ni estrellas. Se agotaron en el mundo

Las estrofas, las corruptibles flores y los caminos

Circulares de los dos crepúsculos del día.

Un alto poema es aquél que provoca en el

Lector el deseo febril y codicioso de ser

Memorizado después de ser leído.

No esperabas esa gloria.

Tus versos serían una alternativa a no

Estar del todo muerto hoy que ya no

Existes. Ahora que la tarde está  toda

Llena del sol que sentiste caer

En tus días.

Los recuerdos que te depredaron

Cada noche, ayer devoraron tus latidos.

Te fue dado saber que una sola sombra

Te desataría de este mundo. Hoy para otros

Son el basto imaginario de la muerte que

Tú conoces íntimamente, para otros son

Los libros, las estaciones y los calendarios,

La cinematografía y la necesidad de no estar

De continuo solo, el cielo de México que fue

De bronce y desventura, la música de la guitarra

En un patio.

Supiste al final que sólo una persona, perdida entre

Millones, te hacía falta a tu lado.

La hoja en blanco aguardará en vano estas

Palabras, ya te has ido. Fueron íntimas tus últimas

Ideas cuando las tres fatales agujas desarticularon

Tu presente y cada noche y cada rencor y ese único

Nombre que amaste.