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Los viejos no mueren,
sólo descansan su experiencia
y dejan de contarla entre sus nietos
para ir a contarla a otros viejos
que levaron antes
Los viejos no se van,
Permanecen aquí entre nosotros
Con sus pliegues de tiempo
amontonados en la piel
Los viejos se desvanecen en la tarde,
Sin despedirse,
pues no se marchan jamás.
No es su costumbre.
Mis viejos no se han ido de mí nunca,
han estado entre mis humos,
mis notas y mis tragos
acechando mis recuerdos
Los viejos no mueren,
Porque no merecen
el olvido de la muerte.