Que se callen las guitarras
Y no lloren más la vida,
Que se callen las canciones
De poesías retorcidas.
Que se vayan las arrugas
Cositas que da la vida,
Que no haya más rencor
Ni esperanzas con intrigas.
Que nunca me vuelva loca
Ni se muera la esperanza
Que me da la extravagancia,
Y que nunca me haga falta
Un hombro que sea fuerte
Y al compañía rara
Del soldado granadero
Aburriéndose de nada.
En cada pasada de auto
De la ciudad que no extraño
Se me hace como una historia
De gritos en el asfalto.
Que nadie se muera de algo
Que sólo cura la muerte,
Y que los pasos tranquilos
Vayan buscando la suerte
De los suspiros furtivos
Que me mandan desde el puente.