Con la vida en el bar
Ese va más preocupado de un informe,
esa, de los cristales por pulir,
aquel ya está atrapado en su uniforme
y el otro en cómo impune delinquir.
Ninguno ve a ninguno, ni al deforme
que dirige en el palacio el porvenir
y da discursos, alza un brazo enorme
y cae muerto ya antes de morir.
Los otros, los demás ya ni se miran,
acatan, envejecen, van al mar
y después de tu beso ni suspiran.
Así sucede, vida, con tu hogar:
la tierra es un desierto en que deliran
el hombre y lo que escribo en este bar.
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