Llegué a conocerla un día
a una niña sucia y maltrecha
mostrando sus greñas y mechas
y su curtida carita fría.
Deambulando con inusual simpatía
cantaba vendiendo caramelos
buscando el cálido consuelo
de encontrar el pan de cada día.
¡Bajo el sol sofocante y ardiente!
¡bajo el frio gélido y yerto!
hace de su hambre un concierto
para ganarse el corazón de la gente.
Trajinando con esforzado aliento
va cantando su infantil alabanza
y suspirando por una esperanza
de un mejor mañana en el tiempo.
Con su vestido de temple harapiento
y sus pies postrados al suelo
va elevando sus plegarias al cielo
y sus quejas y penas al viento.
Un mendrugo es su vital alimento
y la calle su humilde cobijo
durmiendo con banal desprolijo
sobrevive con azar y desconcierto.
¡Es muy triste estar abandonada
estar sucia, débil y hambrienta
cansada, sofocada y sedienta
Vejada, enferma y maltratada!
Un dinero puse en sus manos
esperando alegrar su sonrisa
y avivarle su esperanza sumisa
a un futuro más humano.
Un futuro de noble esperanza
que alegre a su tierna tristeza
que destierre a su sórdida pobreza
y le sonría una suerte de bonanza
Una esperanza de feliz alegría
una fantasía de real despertar
donde sienta su alma volar
y dejar de suspirar, con su “carita fría”
Norbi Nickaremi
Derechos Reservados
Del libro “En el Efemérides del Cierzo”
Trujillo - Perú
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