¿Qué espera a tus huesos,
qué aguarda a tu sangre,
en qué pálida flor te conviertes?
Cuando la araña de la muerte
suba por tu cuello, sabrás
que mis manos fueron templo seguro.
Tu muerte será también mi muerte.
Si desciendes las escaleras de tierra,
lleva contigo mi alma y enciérrala
en tu pequeño cofre.
Contigo viaja la noche de mi espíritu,
las sombras de los años ahuecarán el olvido
cuando la memoria parta…
Tu vida es también mi vida,
en ella bebo las mañanas y el atardecer,
voy riendo con el sol de tu vida.
En ti las flores comienzan y el invierno se rompe.
¡Ah, vida y muerte nos aguardan!
Somos presa de los años y el mundo.
Deambulamos por un desfile natural,
quizás resucitando en cada sueño…
¡Ah feliz estoy de morir en tu vida!
¿Qué soy sino el agua de tu rio solitario?
¿A qué aspiro sino por tu lejanía cercana?
¡Mi corazón conversa con la eternidad!