A. Martinez

Una carta.

Amor, que duro fue beber la angustia de tu lejanía, el no saberte, el no sentirte. El anhelo de unas palabras que no llegaban y el desespero de no saber por qué, con todo el amor ahogado en la garganta, y las palabras secas de la pena de creer que te perdia, aún desde la esperanza de saber que mi pasión te seguiría.

Sentí que todo se me derrumbaba allá adento, donde he confinado tu imagen junto a mis ambiciones de un día poder besar tus sueños y ser amparo de tu desvelo.

Y ahora que feliz que infinita paz, volver a oirte, esa voz tan sensual y dulce, que me regreso a la tierra del consuelo, cuando un viento de humos me desbarataba, arrastrandome a donde no quería viajar, a una historia donde tu no estabas, haciéndola odiosa y no deseada.

Gracia amor, por estos dos días de angustia que me demostraron la realidad de todo lo que te necesito, y por este regreso, que nunca fue olvido, y que hoy me hacen sentir el más afortunado mortal, con el amor más hermoso entre las manos. Te beso amor.