La vida tiene su precio y las acciones,
son las que marcan el costo.
Hoy en éste día y todos los anteriores,
después de tú equivocasión de juventúd.
A pesar de que te arrepentiste,
ya pagas las consecuencias.
No es que tú fueses cúlpable
lo hicieras a propósito.
Las circunstancias suelen ser así,
muy propicias para encarrilar,
a los inexpertos y rebeldes,
a los jóvenes para errores grandes.
De los que hacen que rompas,
la confianza que los demás tienen en ti,
después de eso te conviertes,
en un vaso estrellado que ya no se quiere,
en la vitrina por su defecto y sienten,
desconfianza de que se quiebre.
Que les dañe y lo apartan,
lo van olvidando hasta que lo prefieren tirar,
antes que usarlo de nuevo.
Son experiencias que a veces tocan vivir,
desde muy jóvenes sin lograr recuperarse.
Al llegar la edad de la madurez natural,
se siente un cambio en los pensamientos,
y modo de ver las cosas, es la segunda
oportunidad, es la que tienes que tomar.
A menos que te decidas por seguír en el fracaso,
en el cónformismo y mal vivir, sin luchar por
sobreponerse y renacer para ti mismo y así
termine tú vida cómo un fracasado que no quiso
tomar la segunda oportunidad de vida,
la que no se le presenta a todos.
Que Dios te bendiga.
SENTIMIENTOS Y REFLEXIONES
DE TÚ AMIGA CORAZÓN LIMPIO