Te me has sembrado dentro
como una fértil enredadera
te me vas ensortijando en cada vena
cubriendo con tu savia mis pulmones
y tus raíces penetran implacables
tomando por asalto mis planetas.
Me órbitas con tus flores
y vienen mariposas escarlatas
giradas por tus hojas siempre verdes
siempre dulces siempre besos.
Los anillos de Saturno se alinean
con tus brazos de selva virgen
acariciando cada pensamiento
generando los impulsos
que se vuelven palabras
para cantarle a tu sólida belleza.
Ya no he de salvarme de tu zumo
del cáliz que tu amor me proporciona
ni quiero rescatarme de tu luz
quiero quemarme sobre tu pecho
y en tu boca desatar todo mi tiempo.