Antonio RV

El sueño del jilguero

 

Ya está el día callado

y entra el frío por las grietas.

La oscuridad vaga por mis ojos,

a solas con mi suerte.

 

No hay más razón

del desasosiego nocturno

que la incorporeidad de tí,

amado desconocido.

 

Más tarde, calma y quietud,

queriendo sentir al tacto el aire

como si fuese tu piel, amigo,

me atrapó el sueño del jilguero.

 

Revoloteando ligero y risueño,

va al encuentro de su elegida;

Y con sus más bellos bailes y trinos

la corteja,... pues se merecían.

 

Sobre la rama se aman,

en ella anidan.