Vidas tan simples, aros de luces que provienen del cielo. Aclarando tus sombras.
Todo haciéndolo lucir como un dibujo.
Un dibujo con escalas de grises.
Te hablo, me ignoras, me ausento y reclamos recibo.
Amores terminando matando. Odios terminando creciendo.
Pero la maldita cadena del cariño entre los dos existe.
Por favor, déjame ir o déjame quedarme.
Uñas quebradas. Tierra enterrada. Sangre en el lodo. Todo por ir cavando tu propia tumba.
Nadie quiere morir, pero es el único regalo que sabemos todos.
Sin excepción, que llegará.
Flores adornadoras de ataúdes. ¿Qué más da si ahora hay una más?
Vestimentas negras mojadas a la altura del pecho.
Lágrimas escurren como ríos de montaña.
Funerales sin más que decir. Mi propio funeral.
Esconderme del mundo entero, de la humanidad.
Alejarme de cualquier contacto.
Por cualquier razón, pero satisfecho de quedar enterrado.
Enterrado por mi propia mano.
Pero si mi ausencia se prolonga, no llores.