Antonio RV

Fiesta de carnaval

 

Con antifaz y vestida de diablillo,

danzaba como posesa entre el gentío.

Allá el buen mozo la observaba embelesado:

-Esta niña me tiene encandilado.

 

Acercábanse distancias nerviosas,

de rechazos no deseados.

Y viendo que no reparaba en su sombra,

se quedó rezagado.

 

Dos metros les separaban.

Abismos le parecían,

cuando, para su sorpresa, Juan

se arrimó a la muchacha con afán.

 

¡Bien!, suerte de carnaval:

La conoce este amigo mío.

Ráudo me acerco como vendaval

a presentar mis saludos.

 

La noche se presta al encuentro

de cuerpos en deseos

de mentes en reposo

y almas en encrucijados caminos.

 

Y en el umbral de la mañana,

como pájaros de fuego,

vinieron a buscarlos

el cielo y el infierno.