¡Ay! pero qué atrevimiento, tú me preguntas, mi amor,
Que si todavía te quiero, ¡qué pregunta!, por favor;
Claro mujer que yo te amo, sin ti no puedo vivir,
Por un beso de tus labios, sería capaz de morir;
Por disfrutar a tu lado un indicio de ternura
Renunciaría a mi estado con un toque de locura;
Y me pondría a tus pies, renunciaría a mi retiro,
Me convertiría, mi bien, en amoroso suspiro…