Me tiemblan los labios
al desprender letra
en esta triste y nostálgica noche.
Y si fueras tú razón
de esta pena
a la cual mi corazón hace derroche?
Dormiría mi cansada espalda,
si tu voluntad fuese,
sobre un suelo ardiendo,
porque tu mirada, mujer,
a mi alma deja helada.
Estoy enamorado de todos
tus retratos,
aunque como los graznidos
de los patos,
a mi saber no recibo respuesta.
Me enfurezco cuando pasas,
contestando a mi presencia,
sensible y opaca,
desprendiendo delicada
tu embriagante dulce esencia.
Por todo esto:
Hipnotízame por última vez,
pero esta,
no me despiertes.