Hoy la mesa no está servida,
La vida no se pone cuesta arriba,
Tú solo desciendes,
Y te hundes,
Y te dejas llevar,
Por la corriente de la tristeza,
Porque a veces la melancolía es adictiva,
Es una placer olvidarte y recordarte,
Y volverte a olvidar.
Soy tan sólo un adicto a la emoción,
Que le cuesta encontrar
Nuevos caminos,
Y a veces me (dejo perder) pierdo,
Y de mí se olvida hasta el olvido,
Pero si hoy me voy,
No lo hago por placer,
Lo hago para volver
A ser YO,
No AQUEL,
No un falso estereotipo
Que divaga iracuando,
por carreteras sin Norte.
En tiempos de cólera,
Me encontraba cegado,
Bebía litros de rabias y apatías,
Es por eso que te olvidé, poesía,
Y amedrenté a los sentidos,
Fui ciego, sordo y mudo,
Perdí el tacto de la felicidad,
Y desperté cual cuervo de Poe,
Con un par de palabras astilladas,
Queriendo salir con furia de mi crisálida,
De mi zona de confort.
Una y otra vez lo repetía,
Vida, vida querida,
Hoy será nuestra última reconciliación,
Lo siento por pedir perdón.