Cae la gota en una piedra dura,
inocente, con apariencia mansa
comienza a martillar y no se cansa
sobre la tez de esa fuerte armadura.
El goteo en su arremetida avanza
aplicando imperceptible tortura
esperando quebrar la investidura
sin importar los días de tardanza.
El ímpetu del agua va incesante
con su invisible filo lacerante
que poco a poco socava la roca.
Y la piedra en un afán desafiante
ve al final el inesperado instante
en que el agua insistente la trastoca.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela