Hoy solo, en la barra del mismo bar/
donde te mire -fijamente y arrebate-
robe, un beso de tus labios de cristal,
trasparentes/
de metal, fríos
- descubriste mi debilidad-.
Quemante; diluí tu sabor con mineral
y dos hielos tus ojos –acompañándome-
sin pensar,
de un sorbo/
deprisa, en mi cuerpo te vertías.
Como lluvia de día, acariciando
mis adentros/ mi sentido del gusto
paladeo tu aroma,
el olfato degusto
tu cuerpo cálido.
¡Hoy! vuelvo a ti y me siento en la misma
barra y busco de nuevo tu sonrisa,
aquella que escapo -cual brisa
de verano-
y ahora en vano
me resisto.
Pues ante ti me desvisto,
solo ante ti… dulce whisky.