Hoy la tarde me habla de ti; el cielo se viste de escarlata, igual como el príncipe que porta el orgullo de su corona al mirar su amada tierra
Navego sobre el sosiego de tus hambrientos labios carmesí, y nos volvemos tan fugaces como el viento a la pluma, como tu estrella en mi lucero.
Eres ubucamente bella desde cualquier parte sobre la tierra, y acaricias el tiempo con tu breve andar de Garza enamorada.
Oh, mujer de mis entrañas, que habitas mi mente cuando el amor se forja silente sobre mi pecho pensante y ardiente en ti.
Eres capas de desnudar mis más ocultas fantasías, porque de ti soy devoto ante la fe de mis amores.
Eres tan tersa como la nota que acaricia mi oído, eres tan firme que en ti jamás existirá tiempo para el tirano olvido.
¡Oh, amada mujer de mis encantos!
¡Oh bendito ser que se arrulla con mi canto!
Amante vivo y soy cuando te estrecho fuertemente en mi pecho, y se funde tu armonía sobre la gravedad ante mi hambriento cuerpo.
Eres amor sobre las rosas, lecho del tulipán que te acaricia como lo rojo y simbólico del clavel enamorado de la vida.
Así eres cuando cumplimos las nupcias, así vives sobre mi faz que te adora, y así, simplemente así, enamorado estoy de ti.
Mujer de dulce ternura.
Marc Téllez González.