Tiempo…
Tiempo la gran vara que mide nuestras vidas. Desde el momento en que nacemos inicia una carrera. Una carrera contra los años.
No importa como vivamos, en el fondo sabemos que todo tiene un principio y un fin, por alguna razón nos cuesta aceptar lo último. Creemos que nos sobra el tiempo, que nunca va a faltarnos nada.
Rara vez pensamos que, de un momento a otro nos puedes arrebatar algo preciado. O peor aun, nunca podemos llegar a imaginar que la vida nos quitaría algo que queremos de a poco…muy despacio.
La muerte es un tema que me llega de cerca, que me ha hecho enojarme con Dios, odiar a las personas, odiarme a mi…o simplemente…sufrir, pero no deja de fascinarme.
Solo cuando me quitaron a alguien que formaba una gran parte de mi...entendí lo que pasaba, porque, en nuestro egoísmo sentimos mucho mas un vacío…que una presencia.
Solo cuando te fuiste, abuela, entendí todo lo que me había faltado decirte o hacer para con tu persona. Todo postergado por pensar que “tenia un día mas”
Es cierto el dicho que si quiere…el tiempo pone cara de perro…vi como te ibas perdiendo, como desaparecías, estabas y no estabas. Eras y no eras mi abuela.
Yo sabia de tu condición, pero dolió igual que no me reconocieras.
Es extraño que tengan que pasar estas cosas para uno darse cuenta de cuanto nos importa algo. Como se nos escapa la situación de las manos y no poder hacer más que ver como se nos resbala entre los dedos.
Te vi secarte como si fueras la ultima flor de un árbol ya muy viejo, y yo acostumbrada a verte tan hermosa y sabia no entendía, o mas bien no quería entender.
La esperanza era…una cuchilla de doble filo que aliviaba o aumentaba el dolor según la situación que se daba día a día.
Los meses anteriores a tu partida vi la casa en la que había crecido convertirse en un infierno. Quien entraba guardaba en los ojos la conocida expresión de dolor, de una espera dolorosa y lenta.
Sé que si estuvieses aquí me retarías, pero no lo puedo evitar, odio a Dios, no por arrebatarte de mi lado sino por haber esperado tanto para llevarte…por haber hecho que te vea consumirte como una vela. Lento y sin pausa.
Y cuando por fin te fuiste, cuando por fin tu suplicio se terminó, no lo aceptaba, mi mente no procesaba o no quería procesar que ya no estabas.
Solo meses después caí en la cuenta, la ultima ficha me cayo en la espalda como una tonelada de ladrillos, una pila de bloques que aumenta todos los días. Voy a cargar toda la vida con las cosas que no dije e hice y que tendría que haber dicho y hecho.
Solo cuando note que realmente ya no estabas fue que me quebré al medio como un palito de madera. Sufrí como debí haber sufrido el día que te fuiste, y el dolor me persigue cada tanto. Corro lejos, pero siempre llega de nuevo. Te extraño, pero eso es normal.
Lo ironico es que perderte me hizo mejor persona..solo con los años fui aprendiendo a caminar de nuevo, pero siempre te recuerdo, te traigo conmigo, tanto en la memoria como en el enorme hueco que dejo tu partida.
Esta es la primera vez que te hablo desde que te fuiste, tarde un poco, yo se que si…pero creo que no sabia que decir.
Hoy es tu cumpleaños numero noventa, es un numero importante y quería darte un regalo aunque realmente no tengo mucho te doy esto.
No es una carta ni una prosa especial, pero es lo que tengo dentro.
No tengo hermosas plegarias o deseos, no tengo un rezo como se que te gustaría. Pero me tengo a mi.
Y aunque lloro al pensar que estamos lejos sonrío porque quiero creer que en algún momento nos vamos a juntar de nuevo. No porque vaya a morir, cuando te fuiste mori a medias…te fuiste con un pedazo vital para mi, y creo que en algun momento lo voy a necesitar de nuevo, entonces nos vamos a juntar otra vez.
En el fondo se que nunca va a haber nadie que me ame como vos, con cariño, confianza, orgullo…fuiste la madre que nunca pude conocer, me enseñaste cosas que me hoy me sirven para no venirme abajo.
La mayoria evita el dolor, yo lo abrazo, porque eso demuestra que fuiste algo real, que estas en mi corazon.
Te quiero, allá donde estes….
Feliz cumpleaños.
Tu nieta.