Una herida en el aire...,
enfrascando el parche en la jaula...,
esa necesidad de despertar en libertad...,
sintiendo la esclavitud golpear la tierra...,
y el líquido abarrotar las llagas...,
al abrir los ojos y no encontrar nada...,
fuera del cristal quebrajándose...,
como la última vez que se dijo adiós...,
con el llanto nervioso de lágrimas autistas...,
cuando éramos fantasmas del amanecer...,
y de esas destrucciones al aquejarnos
el deseo fortuito de la vida
siéndonos tan lejanos, cuando pretendemos
tenernos cerca, en silencio nos clavamos
la distancia y con ello renacemos
de la tierra donde nos enjaulamos con la carne
y en justicia con los filósofos crucificamos el verbo
sintiendo la necesidad de bautizarnos
con el fin de los tiempos
creyendo siempre en nuestras falencias
tatuando con violencia; la tierra, las lágrimas
como el recuerdo y el olvido
en éste nuestro depósito de barro
siendo cadáveres, buscando la salvación,
la voz; de uno mismo, en ti y..., en mi
rompiendo la jaula, y con ello librar la muerte.