No se puede nacer del aire
tambaleándose lentamente
mi amor vuela sobre las palabras
se puede sentir su lucha
como una pluma, como una mirada
o dulces caricias que navegan
a ciegas por su piel.
La vi, libre, meciéndose
en las invencibles olas otoñales,
invisible, perdida, triste,
como un llanto de la tumba
más salvaje del mar, errante, pensativa,
como abandonada a un paso exclusivo
del más profundo divagar,
lenta, indecisa, con el refugio
de unos labios permanentes.
Y apartado de la mente
sufrió amarga su tortura.
Y se cansó el espacio.
Y averigüe demasiado tarde
que no había que tener
miedo del miedo.
Fue demasiado tarde
y desapareció.