Tizzia Holwin

Breve Historia de una ConfesiĆ³n

BREVE HISTORIA DE UNA CONFESIÓN

 

Me conciben la noche y el insomnio, en la cópula perfecta de una imagen que emerge de entre los espacios de un tiempo que se marchó y que aroma las paredes con su amargo olor a muerte.
El silencio pare mi existencia en medio del dolor y por voz, me otorga este llanto que al morir la tarde solo es un rumor.
El sobreviviente cambia constantemente en la penumbra del vacío que quedó, en la oquedad insurrecta de un tintero que humedece la conciencia y la atribulada confesión.

En la estela de las huellas de ese cactus que es tu cuerpo y que el desierto alberga, en su espina que lastima, que lo vence a pesar de la inclemencia floreciendo.
Responde padre y dime, si en la misma circunstancia que es la tuya algún día...

¿Podré florecer también yo?.

 

Tizzia Holwin