Viajé en piyama de madera;
Hace tiempo no lo recordaba,
De panteón tuve oscura cerda
Donde hombres de valor lloraban.
Muerto en vida…así gritaban
Los difuntos de otras vidas,
Quejidos tristes se escuchaban
Pues la madera estaba corroída.
En el cementerio de hombres vivos
El olor fúnebre, sólo imperaba,
En el piyama de madera percibo
Lágrimas de mi madre adorada.
Su voz retumbaba en mis oídos;
__Hijo…tu suerte ya está echada,
Cuando naciste, el doctor dijo;
Su marca… ya está tatuada.
*** J.L.O ***