Dame tu mano,
siéntate y escúchame;
mi amada, quiero hablarte
de lo mucho que te pienso,
no hay momento del día
en que no quiera hablarte,
saludarte y preguntarte:
¿Qué tal ha estado tu día?
Restarte el estrés de la cotidianidad
con una simple llamada.
Todo esto para pedirte, mi bella dulzura,
un beso, un abrazo,
una caricia y una sonrisa,
pues necesito ayuda.
¡Creo que me vuelto adicto!
¡Adicto a tus besos!
\"Nunca imaginé
cómo sería el sabor
de una rosa en mi boca,
hasta el día en que te besé\". Txus.