Con un modo de andar
que me enamora
te encaminas lentamente
hasta mis brazos,
tu piel sin prisa
reposa en mi regazo,
Entonces te pregunto: -¿Me quieres?
Una sonrisa ilumina tu rostro
y me dices:- ¿No ves que he venido?
Pero yo quiero tu voz diciendo:
-Te quiero mucho.
No solo me dices eso,
tu boca busca mi boca
y me regalas el más dulce
de tus besos.
Ansiosos liliputienses
se apresuran a coronar
la cima de tus pechos,
aquellos que me dicen que todo es real,
tu piel, las sílabas que pronuncias,
tus mentiras, todo es verdad.
y creo en ti irreflexivamente,
cuando susurras mi nombre,
cuando inventas un nuevo color
con el fulgor de tu mirada.
Te alejas en un instante eterno,
el aroma tuyo me acaricia
aunque ya te has ido,
pero mi alma sigue tropezando
con tu sombra a cada instante
recordando la música de tu risa
y la tristeza de tu llanto.