Háblame…
Háblame una vez más
en el tibio atardecer…
háblame de los celajes
que empiezan a fenecer.
háblame de las estrellas
en el cielo vespertino,
y susurra en mi oído
un “te quiero” encendido.
Háblame…
Háblame de lo que quieras.
Cuéntame ¿cómo te ha ido?
quéjate de tus afanes,
de tus problemas ríe conmigo.
Recuerda que el tiempo es corto…
que la vida dura un suspiro
¡No has de perder un latido
sin que palpites conmigo!
Háblame,
¡Háblame abiertamente!
¿Qué piensas de lo que te digo?
¡Cambiará el mundo
si converso contigo!
Convierte en risa mi llanto,
y da a mis sueños sentido.
¡Me mostrarás horizontes
tras cada monte ascendido!
Háblame…
que yo, con amor en mis ojos
te escucharé.
¡Déjame beber en tu mirada
lo que aún no me cuentas!
¡Déjame intuir en silencio
que tu amor es inmenso!
¡Déjame contemplarte!
Ven a descubrir
Que este amor es lo único cierto.
¡Háblame!
Que yo, en tu voz absorta,
te sentiré vivo,
como cada crepúsculo
cuando hablo contigo,
y, casi, casi en secreto,
susurraré en tu oído,
quedo, muy quedo,
un “te quiero” encendido.