Entonces no mentían los poetas,
afirmaban cosas ciertas e increíbles.
Me perdí en la inmensidad de unas palabras,
en la mirada susurrante de un quizás,
laberinto sin salida, luz perfecta,
veneno que no mata, labios dulces.
El aire llegaba acariciante y frenético,
la mirada comenzaba, grande y chica,
la perfección de dos cuerpos nerviosos
compartiendo la experiencia de la vida.
Injusticia plena, gran dolor que sabe dulce:
el poeta sin palabras y adjetivos se quedaba,
y antes de que sus palabras marchara
¡consagráselas al destino, su amada pareciera!
Si tu nombre un verso fuera
rimaría con esperanza.
Sol mítico escondido,
río con piedras,
las nubes perdonaban las ideas
la brisa terminaba el cometido.
Entonces... así es como se siente,
No mentían los poetas
ni mentían los cantantes y escritores
y ahí quedó como inconsciente.