Esta noche,
pasadas las 24,
saldrán de sus claustros,
con tardíos reconocimientos,
los amores perdidos,
y como tropilla salvaje,
cabalgarán por mi mente y mi corazón,
trayendo recuerdos severamente guardados,
buscarán en cada espacio,
en cada instante,
en cada rostro acongojado,
el imperioso plácet para ser cobijados,
se trenzarán mis añoranzas,
en atribulada porfía,
aturdidas por la torpe manía,
de cambiarle el color a las vivencias,
y sabrán de goces y sufrimientos negados,
llegarán fortalecidas,
y molestas por el olvido,
quitarán las sombras del hastío,
de tanta soberbia advertida,
y dirán sabiamente,
este es nuestro lugar,
hoy es nuestro tiempo,
y las absurdas banalidades,
sucumbirán en el averno,
será un refrescante céfiro,
de estrellas crecientes,
con el aroma inconfundible,
de nuevos tiempos.
Víctor Bustos Solavagione