Cuando deje de existir cantaran las golondrinas
avisando a todo el pueblo y al rey en su banquillo
que mi vida ha expirado, que mi cuerpo ha marchitado,
que mi nombre de este mundo ha dejado de existir.
Cuando deje de existir el poblado hará un festejo
celebrando que he muerto y que nunca volveré:
el rey garboso se engalana, las doncellas lo acompañan,
preparando un gran banquete con motivo de mi fin.
Cuando deje de existir el campo se hará fecundo,
el sol surcará los cielos, las nubes serán más claras,
el agua más cristalina, la jarra estará más llena,
el río más caudaloso y aquel niño que ayer lloraba
ahora vuelve a sonreír.
Cuando deje de existir, el mundo tupirá sus brechas,
la vida deshará mis huellas
y la guerra con su bandera, ondeará su libertad.
Cuando ya no exista más, mi cuerpo se hará cenizas,
mi vida se hará trizas y mi astro se apagará;
dejando un vacío nimio en este magno universo,
dejando un trivial vacío que el destino lo llenará…