Quiéreme, tan solo, quiéreme... no me digas que me amas, muéstrame en tus ojos las palabras… no tengas temor o miedo de acercarte, de sentir caricias verdaderas y no cristales rotos deslizándose por tu piel, quiéreme, tan solo eso… sin pudor y mentiras entrégate a lo que llama el corazón, el arte de amarse, la moda de cuerpos desnudos envueltos en sabanas. El suspiro que se escapa, el alma que se queda, el humo del cigarro que ya no regresa… no me digas que me extrañas, solo abrázame y evade las palabras... palabras que sobran cuando se ama, no te quiero como compañía, ni como amiga, te quiero como el ángel... el ángel que eres, aquel que sin alas ni aureola se presenta. Que con caricias talladas muestra que me quiere, tan solo eso, quiéreme… sin miedo ni tiempo, sin pensamientos… ni muros que se levantan ante nuestros ojos. Quiéreme sin medida pero con frenos que me hagan recordarte el día entero. Quiéreme como la historia que se escribe en el libro blanco de tu vida, sin falsas promesas ni juramentos vacios, sin abrazos forzados pero si con aquella gota de vino que resbala por tu pecho desnudo… quiéreme con locura y risa, hagamos del sexo y el amor el arte que no se muestra en los museos… hagamos de un beso el tratado de paz mas verdadero, hagamos esto con la mayor libertad de querernos… tan solo quiéreme.