Tu mirada incierta es tan pura que ni tú mismo lo sabes. Llevas una armadura que paso a paso con frio y calor quisiera ser el cincel que vaya rompiendo parte de ella, sí.. Solo una parte.
Por qué necesitaras el resto. Esa parte oxidada, esa parte que te rompe cada vez más por el tiempo que lleva maltratada, no quiero desnudarte. Por qué estarías indefenso, desarmado y herido por completo y yo mi niño no quiero eso... Quiero que estés atento, seguro de ti y soberbio, astuto, con malicia. No quiero sacarte de tu armadura, gracias a ella pude llegar a ti, a tus dudas, a tus miedos, errores eh imperfecciones…y Adivina?
Quiero pulir tu armadura, la volvería más hermosa, sólida y tenue, que al mirarme sepas que no estaré por siempre pero si sabrás que en ti quedara algo de mí… Algo que cuando otras te miren solo puedan ver tu soberbia y mi bondad, saber que ya una vez amaste y que jamás será igual…
Que esa que forme parte de tu vida sea por tu elección y no por un accidente de la vid. Que se quede y luche con esa mirada, con esos demonios que resguardan tu alma, con el fantasma de mi amor en tiempos pasados, si no quiere amar tu armadura. Entonces mi querido, ella no es la noble que pulirá tu plata, será la que anidara más demonios en tu alma y oxidara tu esencia y mi brillo con ella, las puertas de tu paradoja quedaran resonando eso en la generación Duquesa de tenue medula, o en el profundo temple de tus pesares.