Raúl Daniel

UN HOMBRE DE MEDIO SIGLO (de mi libro “Poesía Extraordinaria”)

 

 

UN HOMBRE DE MEDIO SIGLO (de mi libro “Poesía Extraordinaria”)

 

Un hombre de medio siglo está pisando este suelo,

con un corazón de niño, que al amar entrega entero,

en nombre de Jesucristo, como caído del cielo,

predicando el Evangelio, bendecido y bendiciendo.

 

Empapado hasta los huesos del amor que Dios le ha dado,

sin humillar, humillado, prodigándose y sirviendo,

y haciendo el mayor esfuerzo para honrarlo en todo esto.

Un hombre de medio siglo, lleno de salud su cuerpo,

con la sonrisa en la boca y con claros ojos tiernos.

 

Con el gozo de la vida, con esperanza y sin miedos,

procurando compartirse e iluminando su entorno,

entregándose cual pan recién salido del horno...

Y a su lado están los que lo quieren tomar,

y él se va a dar... ¡porqué se quiere dar!

 

Un hombre que sabe mucho, tanto que guarda silencio,

sumiso y obedeciendo todos los mandamientos...

amado, requerido y procurado por los más fieles hermanos,

por los súbditos del Reino a quienes llaman cristianos.

 

Un hombre de medio siglo admirado por mil hombres,

soñado por mil mujeres, soñador él mismo que quiere

conquistar al mundo con el más sincero y profundo

de los sentimientos: ¡que se salven del infierno!

 

Un constructor de sueños que con ladrillos de versos

edifica rascacielos, agregándole estrellas

bellas que son luceros, ¡agrandando al Universo!

 

Un hombre con labios tiernos, líneas perfectas, calientes,

que las pasiones encienden si te otorgan sus besos...

un hombre de manos suaves pero que aprietan muy fuerte

al saludarte o si tienes necesidad de apoyarte;

o, por si su ayuda vienes, se le abren fácilmente.

 

Un hombre que acepta el reto, aunque actúa con sigilo,

con corazón de paloma, pero mente de serpiente,

tardo para la ira, más osado y valiente,

arriesgando hasta su vida por el amor a la gente.

 

Un hombre de medio siglo, sin vicios, inteligente,

que habla y escucha a Dios permanentemente,

revelándose El Espíritu en los versos que le dicta en su mente.

 

No está jugando, trabaja, aunque no esté pareciendo

y, aunque a veces lo veas ir y otras veces viniendo

¡hace un camino derecho!

Tiene más de cincuenta años y pareciera de veinte,

mucho anda, poco duerme, va de frente y no miente...

Si lo ves, hazte su amigo y atiende su consejo,

no pienses que es muy viejo, merece que lo intentes.

 

A ese hombre de medio siglo que anda pisando este suelo

Dios nos lo ha enviado (de regalo) desde el cielo,

él te lo dice y... ¡lo sientes!