Podría ser
que entre las cosas que no se mueven
habiten ilusiones ópticas pertenecientes
a un pasado difícil de pronunciar.
El juego no ha cambiado
por mucho que la noche anhele luz
o un destello de resonancias equilibradas;
la música no se ha desvanecido
aunque tu silencio diga que todo lo vivido
ha sido un nefasto grito de casualidades.
Podría ser
que tras toda esta epidermis
carboneada a causa de la desidia
se esconda el filtro de lo fundamental.