El cristal empañado
no me favorece,
quizás fueras gitana,
o diosa pagana,
tal vez un ángel,
bajando del cielo,
o una bella dama,
buscando prenda,
soy gitana dijiste,
y te desafío,
no puedes conmigo,
con un brío te aplano,
y en un vuelo
de tu azul pollera,
grabaste en la pared,
un fogoso te quiero,
soy diosa pagana,
con ternura murmuraste,
mío es el universo,
y tu también,
te marchaste bailando,
con salvajes maracas,
y rojas castañuelas,
torciendo tu cuerpo,
soy tu ángel,
susurraste en mi oído,
todo en silencio,
con cerrojos de acero,
y en alas de cristal,
prieta en un velo,
dejaste una lágrima,
latiendo en mi pecho,
me impactó tu presencia,
mi bella dama,
me cautivaron tus labios
de rojo carmesí,
y como al descuido,
corriste tu falda,
cual rosa primorosa,
con pimpollo en celo,
de las cuatro ninguna,
de las cuatro todas,
de nadie me acuerdo,
más una a una las recuerdo,
el cristal empañado
no me favorece,
y me quedo solo
en el viejo café.
Víctor Bustos Solavagione