He vuelto por la calle de espaldas a tu beso
por donde amé tu nombre, coyuntural chasquito,
tan distinto y distante como difunto hueso
«¡Ya no estás!», «¡Ya no estás!», se brama en un quejido.
Voy de espalda al recuerdo por esa callejuela
recordando los besos amados, los pucheros
de bronces que guardamos la tarde sin espuela
y, lloramos, reímos inmensos aguaceros.
Se hace la noche niña; llega la incertidumbre
y, palpo en la memoria la doncella que alumbre
esta calle violenta ¡No luna! no la toques;
esta calle brevísima, temerosa, no gira
de gorgas esquinales, esta calle no mira,
¡No! esta calle eres tú, ¡mujer! no la equivoques.
Derechos reservados de autor
John Morales Arriola.