Ayer quise hacer en el papel un hueco,
deseaba construirme un escondrijo,
rasgué con fuerza y el plumín me dijo:
se hundirá, que el papel está reseco.
Y cambié de opinión. Fuí a la playa,
con fruición me apliqué sobre la arena,
fue una ola la causante de mi pena,
huérfano me quede de mi cobaya.
Y otra vez me senté y miré hacia el cielo,
pensando en cobijarme en una nube;
fue un tiempo en el que flotando andube
y me pegué un porrazo contra el suelo.
Y fue así, con cabeza desmochada,
que proferí una pedorreta al mundo
como en sueños lo hiciera Segismundo
y escondí mi cabeza en la almohada.
©donaciano bueno