Su infinito cuerpo está cubierto de piel como la seda y adornado con lunares que son como las estrellas. Ni los más deslumbrantes eclipses se pueden comparar con el brillo sus ojos y ni las más caudales cascadas con su pelo, que desembocan en el lago de su espalda, donde yo me sumerjo.Ni las más deliciosas fresas saben cómo sus labios y ni las más suaves flores son como el roce de sus dedos.
En un beso se fusiona nuestro aliento, hasta casi perder la conciencia y caernos al suelo, donde permanecemos tumbados recobrando el aliento.Su pelo moja mi cara, donde nacen ríos que conducen peces y aunque nadando a contracorriente intentan escapar creyendo que tienen una mínima esperanza, entran en mi boca mientras ella mira y sonríe como una loca.