Marce lino pan y vino

PAN Y VINO

Era una vez el amor…

habitaba en una casa

repleta de estrellas y adornada por el sol.

Luz no había en la casa del amor,

total que la luz era el mismo amor.

Un día,

el amor quiso cambiar de casa

una casa que fuese más bella para él.

Se vino a la tierra,

y en la tierra se hizo carne,

y estando en la carne soplo vida,

y en la vida imprimió su imagen y semejanza.

Llamo a la vida: Hombre.

Y dentro del pecho del hombre,

el amor construyo su casa

pequeñita pero palpitante,

inquieta e insatisfecha como el propio amor.

Así que,

el amor fue habitar en el corazón del hombre.

Y cupo todito allá dentro,

porque el corazón del hombre había sido hecho de infinito.

Hasta que un día el hombre envidio el amor.

Quería para sí mismo la casa del amor,

solo para sí mismo.

Quería la felicidad del amor,

como si el amor pudiera vivir solo.

Entonces el amor se fue,

se fue del corazón del hombre.

El hombre comenzó a llenar su corazón de riquezas,

con riquezas de la tierra lo lleno,

y lo llenaba pero lo sentía aun vacío,

sentía más hambre,

lo llenaba de lujuria,

y estaba siempre vacío,

de placeres y estaba insaciable

y continuaba con el corazón vacío.

Y una vez resolvió repartir su corazón con las criaturas de la Tierra.

Y el amor supo…

se vistió de carne,

y vino también a recibir el corazón del hombre,

pero el hombre lo reconoció,

reconoció que era el amor,

y lo clavo en una cruz

y continúo a derramar su sudor para ganarse la comida.

Entonces el amor tuvo una idea, se vistió de comida

Se disfrazó de pan para saciar el hambre

y de vino para saciar su sed.

Solo así quietico quedo

para lograr entrar de nuevo a su cuerpo

y ocupar de nuevo su corazón.

Cuando el hombre comió el pan y tomo el vino

el amor volvió a su casa,

que dentro de su corazón se quedó para llenarlo de plenitud.